lunes, 15 de abril de 2013

El Hombre de la Casa 2


Aun después de experimentar los pequeños fracaso en los pequeños arreglos del hogar, aquel Macho que se respeta, el alfa de la manada, amo y soberano del mismo ranchito, no se permite que previos fiascos le obstaculicen nuevos intentos, aun arriesgándose a descomponer nuevas cosas.

Un mensaje basto para encender la chispa del mecánico reparador de objetos electrónicos genéricos y sin o con nombre, la importante de la casa se había arruinado, bendita máquina que nos evita ir al río o en su defecto utilizar el lavadero. En mensaje de  "E1" en la pequeña pantalla digital de la Lavadora avisaba que algo estaba mal con su funcionamiento. El proceso era de simple lógica, saco la ropa, dreno el agua, le doy vuelta a la lavadora y con desarmador en mano a desmantelar hasta encontrar posibles fallos y repararlos.
Los primeros pasos fueron sencillos, sacar la ropa y drenar no representó ningún tipo de problema. Todos los procesos estaban calculados para el siguiente paso, el desarmador listo, la navaja suiza con sus miles de funciones estaba a la mano, la cinta adhesiva y también aislante, una par de llaves inglesas y hasta un martillo (por aquello de las moscas), no esperaba utilizarlo. Revisé el lugar donde descansaría la susodicha, desconecté los cables eléctricos que le dan vida, analicé el proceso a seguir, simple, fuerza sobre los puntos más alto de su centro de gravedad para inclinarle a un costado y muy lentamente hacerla descansar en el suelo, di una última revisada a los cables y note que la manguera aún seguía conectada, medí mentalmente su distancia y el ángulo en la que estaba conectada y ninguna ecuación matemática dictó algún inconveniente en su trayecto hacia el suelo, decidí dejarla conectada.

Me dispuse a realizar las acciones previamente planeadas, muy lentamente moví la lavadora hacia el suelo y muy lentamente vi como el remanente de agua en su tambor se deslizaba hacia afuera, todo como lo previsto, hasta que se escuchó el rugir de una tubería, el fastidioso sonido de que algo salió mal, con la lavadora ya en el suelo, el sonido incesante de una tubería que arroja agua al aire con toda la fuerza que la presión le permitía, a cual fuente de centro comercial, rápidamente me dirijo a la puerta, corro hacia las gradas y las bajo de a dos, hasta llegar a la bomba de agua, presiono el interruptor y cierro la llave, me dirijo nuevamente a lugar de los hecho, repasando mentalmente todos los pasos que seguí, tratando de encontrar la falla, ¿qué salió mal? ¿cuál calculo fallo?. Una vez en la escena del crimen, un charco de agua dibujaba el fracaso en el suelo, una tubería rota, que de alguna manera encontró la forma de enrollarse en la manguera he hizo las de palanca para llevarse de encuentro los dos grifos que conectaban a la lavadora, muy sigilosamente y sin anunciar tal atentado.

EL paciente durante su operación
No dejé que tal incidente me distrajera de mi cometido, me dispuse a revisar cada parte del corazón de la lavadora, desarmando cada porción quirúrgicamente y volviendo a ensamblarla en su lugar luego de su inspección, luego de unos 15 minutos de cirugía a corazón abierto, encontré el causante del siniestro, un calcetín atorado en el motorcito de la bomba de desagüe, fácilmente me deshice de el, instale todo con sus piezas, devolví a la recién reparada a su lugar, presione un par de botones y le puse a prueba, todo funcionó bien, en teoría, llené el tambor con una cubeta y la ropa a medio lavar que previamente había sacado y la hermosa creación para lavar ropa, funcionó de maravilla.
El causante de todo: El Calcetín

Ahora me quedaba el problema de la tubería. La fabulosa ingeniería de quien sea que diseño ese sistema, me obligaba a cerrar el paso de agua para toda la casa por culpa de una pequeña tubería ubicada en la parte más lejana del patio. Era sábado por la tarde y nadie iba a llegar a hacer arreglos de fontanería, ni me permitiría en ese momento, como macho alfa, a recurrir a un tercero.

La inclinación de ese tubo
no es la que corresponde a su instalación
Nuevo análisis de la situación, afloró el fontanero que hay dentro de mí. Una tubería de PVC de ¼, un codo, una conexión T, pegamento, teflón, una cierra... trabajo fácil, pero a esa hora no había ferretería abierta. Otro análisis de la situación, una bolsa plástica, alambre de amarre y cerrar la fuga a presión, solución, temporal. Después de ponerla en práctica, rápidamente me di cuenta que era un poco más complicado que eso, el retaco improvisado voló por los aires al dejar pasar la presión mínima de agua, reforcé el obturador con un pedazo de trapo, la misma bolsa y más alambre de amarre. Esta vez dio resultado, pero no por mucho tiempo. Como sabio hombre de la casa, el lunes de la siguiente semana, llamé al experto.

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