El hombre de la casa, macho que se respeta, el que todo lo puede, Emperador, Rey, presidente y máximo gobernante de su ranchito. Todo hombre tiene la máxima responsabilidad de no dejar que nadie lastime su ego cuando de arreglar algo en la casa se trata, aunque sea el más pequeño detalle cómo cambiar el foco de la sala que se quemó o limpiar las telas de araña de la esquina más alta de la casa, goteras en el techo, clavos en la pared, aceite a las bisagras de las puertas o incluso una gotera en la llave del lavatrastos, como me sucedió a mí.
Todo comenzó cuando al cerrar la llave del fregadero de la cocina, esta goteo, apreté con fuerza, se detuvo el goteo, sabía que eso no duraría por mucho tiempo, una vez empieza la gotera solo puede empeorar, el agua es de esas fuerzas de la naturaleza que tiene un poder indescriptible, y es tan necesaria para vivir, pues tal y como mis sospechas manifestaban en ese momento, un par de días después la gotera era incontenible, como todo hombre preparado me dispuse a abrir mi caja de herramientas, una que estoy seguro no hace falta en los límites del feudo de cada emperador, encontré una cajita de empaques, una gotera es algo tan fácil de reparar, quitar la tapa, sacar el tornillo, quitar la llave, remover la válvula quitar el empaque, insertar el nuevo empaque, repetir los pasos anteriores al reverso y todo listo, fin de la historia y adiós a las gotas; claro que Murphy no dejaría que fuera así de fácil, siempre interviniendo en la felicidad y simplicidad de otros; pues tal y como están los pasos anteriores los seguí al pie de la letra, y exactamente la gota ceso de caer.
No contaba con que dos días después la gota irrumpiría mi tranquilidad nuevamente, retándome cual boxeador de pesos pesados, -Sigo aquí –decía con cada repiqueteo al caer sobre el lavado, dispuse mis herramientas nuevamente, y preparado con una cinta de teflón como nuevo aliado, repetí todos los pasos nuevamente, tal fue el ímpetu con el que me dispuse a hacerlo que parte de la llave que sostiene la válvula se rajó, ahora la gota no solo salía de la llave, sino también de la válvula, -Esta muy viejo –dije a mis adentros, un remiendo temporal y al siguiente día me dispuse a comprar una nueva llave, solo era de cambiar todo el instrumento y caso resuelto; nuevamente manos a la obra, Murphy intervino nuevamente, utilizando las herramientas adecuadas y con la fuerza que caracteriza en aquel que ve su ego amenazado, utilice mucha fuerza y la llave se quebró en su rosca, me detuve a analizar, solo era de romper el pedazo que había quedado en el codo, con martillo en mano y un desatornillador Philip pegué los primeros golpes dentro del codo galvanizado, estaba muy rígido no parecía inmutarse, analizando nuevamente determine quitar el codo de la extensión del tubo así tendría tener mejor ángulo para quitar el pedazo de grifo que había quedado en el codo, utilizando una tradicional palanca, el codo quedo inmóvil, no cedía, ya entrando en un poco de desesperación, cual macho sin raciocinio, cojo el martillo pensando que un par de golpecitos lo aflojarían, cuan errado estaba, después del segundo golpe, un pedazo de pared salió disparado hacia mí y todo el codo junto con un pedazo de tubería y un poco de pared quedo tirado en el suelo, victoria para el macho… el codo no pudo contra mí, un momento, me fijo en la pared y después de unos segundos de análisis veo que la pequeña gota lleva una ventaja casi inalcanzable, como recibir un golpe directo a mi honor, no podía creerlo, y todo esto bajo el escrutinio de la mi esposa, con mirada de –te lo dije- el problema ahora es más grande de lo que planeaba, cojo las llaves del carro y corro a la ferretería más cercana, llevo a la víctima conmigo, el codo galvanizado, compro un codo nuevo, extensiones de tubería, uniones y todo lo necesario.
De nuevo en la escena del crimen, pico la pared tratando de hacerme espacio para llegar al pedazo dañado y removerlo, me doy cuenta que es otro codo que esta unido a la tubería, analizo todas las opciones, pico de nuevo la pared, hago palanca con una herramienta tratando nuevamente por la fuerza bruta deshacerme de aquel que se interponía en mi victoria, otro pedazo de pared se viene abajo, utilizo unas pinzas para halarlo como acción desesperada, me detengo, pienso, nada, un blanco absoluto en mi mente… bajo mis brazos, hago movimientos de derecha a izquierda con mi rostro… negando la derrota, no hay ni rastros del ego que a un principio me defendía, el respeto se había perdido, nada más que hacer, tomo el celular y hago la llamada.
Cerca de las diez de la noche estaba subiendo unas cubetas con agua que nos servirían para el día siguiente, en lo que llega el profesional a remendar el incidente.
una foto de como quedo todo.
... Mas de 800 palabras que se pueden perfectamente resumir en cuatro: Zapatero a su zapato. F. Un seguidor.
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