El tiempo pasa increíblemente rápido, siento que fue hace unos pocos días cuando ingresaban a mi esposa en el Hospital sufriendo como solo una mujer puede soportar, dolores inhumanos a mi parecer, y un bebe, pequeño ángel, listo para empezar una larga aventura, una que algunos llamamos vida.
No ha sido fácil para él, una bacteria venia en su sangre y sus pulmones no estaban del todo bien, los días que paso dentro de la incubadora tuvieron que ser los peores, un ser tan pequeño, indefenso y sin idea de que le sucedía, con tubos adornándole la boca y la nariz, las dos manos de este pequeño indefenso ya estaban marcadas con los catéter que estaban conectados a sueros y antibióticos, y sus pies no se salvaron de esta tortura necesaria. En la primera visita que me permitieron le vi tan indefenso, con deseos de sacarle de ahí, hacer algo por él, desconectar todos los tubos, plásticos, esparadrapos, quitarle la aguja hipodérmica que según yo le hacía algún daño, y esos deseos de protección no disminuyeron cuando vi su instinto de supervivencia, con torpes movimientos el traba de quitarse el conducto que estaba en su boca, solo el hecho de pensar las molestias que eso le causaba me hacía estremecer, y sin poder ayudarle a combatir esa amenazas de enfermedad…
Días después, cuando pude cargarlo por primera vez, lo tuve en mis brazos, lo contemple con un sentimiento nuevo para mí, mi hijo, mi primer hijo en mis brazos, pequeño, indefenso, envuelto en mantas y apretado cual burrito mexicano, sus ojitos cerrados y morados aun, quería apretarlo y llevármelo de una vez, pero él seguía confinado en la incubadora por un par de días más, pude apreciar su cara, me vino la impresión que ya le conocía desde mucho antes, con abundante pelo negro, algo no muy normal en recién nacidos, sus mejías rojas y labios más rojos aun, y todas sus facciones acomodadas en su redonda carita. Mi hijo.
La vida no fue más fácil después de esa dura experiencia a su corta edad, con defensas débiles desde su nacimiento las visitas al doctor eran algo frecuentes, desde gripes aparentemente normales, temperaturas o en algunos casos su estómago. Aun con todo eso se desarrolló muy normal, inteligente y guapo como su papi y hablantín como su mami, o tal vez todo lo contrario, pero ha crecido y está lleno de energía.
Son cinco los años a los que se acerca, cinco los años que han pasado, y me cuesta creer lo grande que esta, y eso que esta pequeño, con una mente muy vivaz y la inocencia que caracteriza a todo niño, se desenvuelve con mucha facilidad y expresa lo que siente, que aventura la que le espera, espero poder acompañarle en todo ese camino, y ayudarle a aprender.
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