Abro los ojos y la luz lastima mis pequeñas retinas que nunca habían experimentado ese potente poder, prefiero tener los ojos cerrados, todo está difuso a mí alrededor, no comprendo nada de lo que sucede, todos corren de un lado a otro, personas con máscaras en sus caras y trajes de un solo color, donde lo único que distingo de un ser son sus ojos, no me gusta.
Miedo, lo distingo enseguida, aunque no sé exactamente qué es, esa inseguridad de no oír el pum pum constante del lugar donde vivía, ese pum pum tan acogedor, despreocupado de todo el entorno ese pum pum me daba total seguridad que nada malo me iba a suceder, ya no lo oigo más, no hay más pum pum, solo ruidos extraños muchos gritos y alboroto.
Frio, una briza embarga todo mi cuerpo, nunca antes la había sentido pero no me gusta, estaba más cálido donde vivía, y ni me han preguntado si me quería mudar.
Me acercan a alguien, rápidamente me aferro como puedo y trato de distinguir quien es, no sé quien sea, pero mi instinto me dice que me protegerá, recuesto mi cabeza sobre su pecho y a lo lejos distingo el pum pum que tanto extraño y en sus brazos siento seguridad, me aprietan con mucha delicadez y me cubren del frio, por un corto instante me siento seguro otra vez, ojala así sea siempre, pero algo me dice que todo va a cambiar de ahora en adelante. Con cada susurro que llega a mis oídos siento consuelo, no comprendo en lo más mínimo lo que me quieren decir pero estoy seguro que es para mí, y aunque no entiendo los sonidos sí reconozco la voz y percibo lo que me trasmiten, amor.
Abro mis ojos, ya no duelen al percibir la luz, todo lo que me rodea son colores y felicidad, el problema más grande que enfrento es el dilema de tener todos mis sentidos y no saber coordinarlos, todos mis movimiento son torpes pero eso no me preocupa en lo más mínimo, tengo manos que me cuidan, brazos que me protegen, no son los míos pero parece que lo fueran, me llevan a donde deseo y donde no quiero, pero ahí van conmigo, me protegen, me quieren.
De cuando en cando se cruzan un par de ojos con los míos, me ven fijamente y aprovecho ese instante para leer sus expresiones, les veo felices pero a veces desesperados, unas otras preocupados y otras más cansados, pero en todas ellas me dan confianza, me trasmiten amor, quizá quieran protegerme, estoy seguro que sí, cuando les veo preocupados sé que no es por culpa de mi falta de coordinación o por ser inocuo, sé que están preocupados por mí y por mi futuro, algo me dice que las cosas más allá de esos brazos que me protegen, no son tan felices como creo.
Abro mis ojos y todo es inocencia, ya me comunico y vaya que me ha servido, las cosas son un poco más complicadas ahora, la dormida no es la única preocupación que tengo, la lucha día a día que enfrento ante los que una vez me protegían es lo más difícil, cada día tratan de alimentarme con sabores que no proceso, y no sé por qué no comprenden que no son de mi agrado. Verdes, viscosos o de texturas extrañas no se me apetece y ellos insisten cada día con un alimento más extraño que el anterior. De vez en cuando puedo disfrutar de los días de gloria con alimentos de mi elección, pero son situaciones muy raras y extrañas.
Los brazos que una vez me protegían ahora los conozco bien, las manos que me han cuidado ahora me están educando, los ojos que me quieren ahora me motivan; pero hay algo que sigue preocupándome, de cuando en cuando los ojos me siguen demostrando que algo no estará bien, me quieren proteger, no sé de qué, no tengo la más mínima idea, pero me quieren proteger de algo que está más allá de mi comprensión, más allá de lo que está aquí cerca, a mi alrededor. Los susurros que una vez me llegaban sin entenderlos vienen de un par de labios que me hacen comprender lo que sucede aquí y allá, enseñan, quieren, corrigen y lo más importante, graban con cada significado una impresión de protección y amor más allá de lo que evocan con los sonidos que expresan.
Abro mis ojos, ahora las cosas se han vuelto complicadas, no tengo poder de decidir lo que quiero aunque ya puedo hacer lo que deseo, y parece que no todo lo que deseo está bien.
Los brazos que me protegían siguen ahí, y me quieren proteger mucho más que antes, empiezo a comprender la razón, aunque no la veo claramente todavía. Parece que lo que deseo no siempre está bien y las manos que me educaban ahora son de apoyo para tomar decisiones en esta tan complicada situación. Comprendo que esos ojos solo quieren protegerme y que cuando me arropan con su mirada me devuelven a la inocencia de años atrás en los que ellos me cuidaban, me siguen protegiendo y muchas veces me hacen comprender que el deseo no es siempre es lo más adecuado sino, la razón. Los labios le dan forma a los sonidos que se han impregnado en mi entender, dan las razones y lo más importante, dan los consejos que me permiten ver con más claridad porque me quieren proteger.
Abro mis ojos, la vida no es tan simple como creía, es hermosa definitivamente, bella en todo su esplendor, pero complicada en toda su expresión. Los brazos que me protegían siguen ahí y ese amor que venía de esa mirada no se ha desvanecido en lo más mínimo, aunque los ojos están cansados. Las manos que me educaban y apoyaban, dan sus razones a la experiencia y los labios con sus sonidos formados del amor me dan sus consejos. Ellos me protegían de lo que está afuera, pero todavía me pregunto qué es lo que está afuera. Toda la vida me han protegido, desde pequeño me han cuidado, esos murmullos de amor al nacer, esos abrazos de cariño colmados de corrección, miradas de amor, todo eso para cuidarme de un mundo hundido en la miseria de la corrupción, comprendo esos ojos preocupados de las maldades que presenta esta sociedad, esas manos protectoras de las desavenencias de los más necesitados, porque es más fácil hacer el mal que esforzarse por ser correctos, ellos se empeñaban por protegerme de un mundo de infidelidad y desgracia, donde al parecer la misericordia no tiene cabida en las vidas que ejecutan más vidas, donde el pesar de los sufridos se transforma en complicaciones para los necesitados, Esos ojos de preocupación por estar en un mundo donde son pocos los honestos que ayudan con el corazón y muestran el amor como armar para la desigualdad.
Pero no son todos, los pocos que logran hacer de esta vida algo hermoso todavía existen, todavía viven y es interesante ver como nosotros mismos nos convertimos en esos brazos, esas manos, esos ojos, que desean proteger con todo el amor que poseemos a esas pequeñas criaturas indefensas que nos son confiadas, y en muchos casos los queremos proteger de nosotros mismos, los humanos.
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